Buenos días mis estimados lectores (as), por los que esperaban saber el final de esta serie de escritos titulados HISTORIAS CON SABOR A CAFE, les tengo una buena noticia hoy les entrego la quinta y última parte de esta historia de Clodomiro y Priscila.
Dos días después cuando llego a su casa, vio que Priscila lo estaba esperando en la sala, él se extraño, pero se sentía liberado y pensó que quizá venia por algún consejo o a hacer las paces por todo lo que había pasado, nada mas fuera de la realidad.
Priscila le dijo, sin esperar una palabra de él – a mi me vale madre, quien me haya embarazado, yo quiero que tú seas el papá de mi hijo porque al que quiero es a ti, el otro idiota no me importa para nada-, Clodomiro no podía creer lo que estaba escuchando, trataba de imaginar que todo era un sueño, porque tenía que pasar esto, su mente estaba confundida, su mirada se perdía en las paredes de esa casa; simplemente no podía dar crédito a lo que escuchaba, no podía ser posible, que era lo que tenía esta mujer en la cabeza.
Clodomiro, intento por todos los medios posibles explicarle a Priscila, que él no quería hacerse cargo de ese niño, que en principio de cuentas no era suyo, pensaba como podría decirle que no la amaba, que no quería pasar ni un segundo más a su lado, que muchas veces mientras dormían soñaba con nunca haberla conocido, con recuperar su libertad, su cordura.
Ella no dejaba de hablar, de decir que él tenía que hacerse cargo del niño, que al otro solo lo había utilizado para olvidarlo, que lo amaba y que lo quería a su lado cuando naciera el bebé, Clodomiro estaba en shock, que no entendía esta mujer las cosas que decía, ¿no había una pizca de razón en ella?, y caía en cuenta que la razón no existe, cuando la locura impera.
Así pasaron las horas y no dejaba de hacer planes del futuro de ambos, Clodomiro intentaba hacerla reaccionar, hacerle ver que buscara al padre del niño, muchas veces repitió – como me voy a hacer cargo de ese niño, si no es mío y no quiero hacerlo -, a lo que ella le respondía – ya vas a ver que con el tiempo, lo vas a llegar a querer como si fuera tuyo- , nada en la mente de Clodomiro podía hacer entender a esa mujer.
Su tensión, iba en aumento, realmente siempre había sido una persona alegre, que evitaba a toda costa tener enfrentamientos con la gente, tenía un nivel de aguante elevado y pocas veces se salía de sus casillas, pero ahora se sentía acorralado, estaba en un encierro sin salida aparente, la sensación de impotencia que Priscila le hacía tener no le gustaba, nunca en su vida se había sentido así, ¿se estaría volviendo loco?, la veía y la imaginaba en silencio, pensaba que como una persona así, podía continuar viva, ¿la mataría?, no podría hacerlo, el no era de ese tipo de persona, su mente estaba a punto de estallar, imaginaba que la atropellaban, que la mataban, que alguien hacia el trabajo que por su mente pasaba, pero que él era incapaz de hacer.
Locura, si bendita locura temporal, de esas que uno oye hablar y que no cree que existan, de las que se cuentan cuando alguien asesina gente y dice no recordar nada, ¿le estaría pasando eso a Clodomiro?, sería capaz de hacer algo a lo que no estaba acostumbrado, ¿Priscila en verdad merecía eso?, en su mente sonaba un rotundo sí, ella durante el tiempo que estuvieron juntos, después de ser la niña amorosa hasta con los animales, le contaba historias sobre su verdadero yo, de los abusos de poder que hizo, de cómo maltrataba gente, de su costumbre de hacer lo que quisiera a la hora que fuera, sin importarle a quien dañaba.
¿Muerte o manicomio?, cual era la solución a sus problemas, la veía sonreír sarcásticamente, sabiéndose en control de la situación, respiró profundamente, si en verdad Clodomiro se asombraba a veces de su capacidad de control, prefirió despejar su cabeza, dentro de sí sabía que ella no podría obligarlo a hacerse cargo del bebé, que esto estaba fuera de toda lógica, y que al final todo iba a quedar en su lugar.
Se sentía cansado, así que prefirió dormir, sabiendo que esa noche Priscila no molestaría más, al menos por un momento. A la mañana siguiente despertó temprano, tenía una reunión importante a las 6 am, y gracias a Priscila le habían llamado la atención una semana antes, por lo cual no podía darse el lujo de llegar tarde, se metió a bañar, todo parecía estar en orden, salió del baño y mientras se vestía pensaba que necesitaba salir de esa casa, que en el trabajo encontraría una solución, cuando ya se encontraba listo para irse, vio que Priscila había puesto una silla en la puerta y que estaba sentada sin dejarlo salir, él pensó para sí mismo – no de nuevo, no puede ser posible – y le pregunto que pasaba.
Ella con todo el descaro del mundo le dijo – ahora que vas a ser el papá de mi hijo, no quiero que sigas trabajando ahí, quiero que estés aquí conmigo-, Clodomiro ahora si sentía que no había salida, su trabajo le encantaba, de hecho todo lo que dejo que pasara fue en parte por no perder dicho empleo, por ceder ante las amenazas de Priscila de hacer que lo corrieran, de que servía ahora todo el sufrimiento aguantado, si de todas formas lo iba a perder.
No pudo más, ya no estaba dispuesto a seguir en esa situación, todos los días de insomnio, las malas noches, los gritos, los desplantes, las amenazas, la persecución y todas y cada una de las veces que tuvo que soportar algo que no le gustaba de Priscila, le cayeron de golpe; estaba fuera de sí, el quería estar solo, estar bien, ser libre y feliz. Y todo por lo que había luchado en su vida, se le esfumaba por una persona, no podía dejar que se saliera con la suya, no al menos con su vida.
Clodomiro se enfrento a ella, sí por primera ocasión no le importo como iba a reaccionar, que le podría contestar o que amenazas le gritaría, no dejaría que rompiera algo más, ya no, era su vida, su futuro y no estaba dispuesto a perderlo, no así.
Ella grito que no lo dejaría, que si no era de ella no sería de nadie, Clodomiro estaba por estallar, pero le grito que se apartara de la puerta, que no quería hacer nada de lo que se podría arrepentir, ella se reía y le decía que era un imbecil, que no tenía el valor de hacer nada. Clodomiro no pudo más, la tomó del cuello y la aventó contra la cama, estaba fuera de sus casillas, algo en su cuerpo no dejaba que su mente tomara el control.
Tirada en la cama, Priscila lo vio con ojos de odio, y se le abalanzo encima, impidiéndole que saliera del cuarto, Clodomiro se voltea y por segundo día consecutivo, tiene la misma sensación, la de no control, aquella que sintió cuando vio pasar su vida ante sus ojos y a Priscila riéndose de él. La volvió a tomar del cuello y la aventó de nuevo a la cama, se subió encima de ella y la apretaba cada vez más fuerte. ¿Se convertiría en asesino?.
Al parecer eso iba a suceder, Priscila luchaba con todas sus fuerzas, pero Clodomiro usaba algo más, la ira y la impotencia acumulada en todo ese tiempo, no era él, era todo lo que paso, lo que lo movía, Priscila comenzó a desvanecerse, Clodomiro apretaba con más fuerza, de pronto, ella se desvanece, cae de la cama inmovil. Clodomiro reacciona – ¿la maté?- se pregunta, se da cuenta que al final el perdió. Que iba a terminar su vida encerrado, que la muerte no era castigo para Priscila, que ahora el culpable era él y la victima ella. Era esa locura temporal, aquella que los asesinos dicen tener cuando no recuerdan nada. En eso estaba convertido ahora, en un simple y vulgar asesino.
Se dio la vuelta para salir del cuarto, no sabía que iba a pasar, cuando de pronto, la escucho, si era ella, no estaba muerta, pero si enojada y mucho, le grito que lo iba a matar. El no quería seguir peleando, ya había sido suficiente, por un lado estaba la alegría de no ser un asesino, pero por el otro estaba ella y sus locuras, pero sobre todo su obsesión por él.
Así que opto por correr, sí, se iría a su trabajo, después de eso, no sabía de qué forma iba a reaccionar Priscila y no quería quedarse a lidiar de nuevo con ella, quizá ahora si la terminaría matando.
Llego a su trabajo agitado, ella venía detrás de él, le gritaba miles de cosas, muchas de las cuales no las hubiera escuchado ni en la más baja cantina, ya no había marcha atrás era ahora o nunca, le dijo al portero que cerrara y no le abriera a nadie. Entro a su oficina, la reunión estaba casi lista, todos lo voltearon a ver, solo alcanzo a decir – tengo un problema-, terminando esas palabras se comenzaron a escuchar los gritos de Priscila, estaba en el portón, los vigilantes le impedían el paso, pero ella golpeaba con pies y manos las láminas de la entrada, gritaba, maldecía y amenazaba. Clodomiro pensó que se quedaría sin trabajo, que ya nada sería igual.
Pasaron quince minutos, que a Clodomiro se le hicieron eternos, en las oficinas del campamento la gente estaba reunida, comentaban todo lo que había pasado, a esa hora no hay mucho ruido, y muchos de los que vivían en el campamento aun dormían, despertaron asustados pensando que mataban a alguien. Clodomiro moría de la vergüenza, sin embargo su jefe hablo con él y le dijo que no se preocupara, que ese escándalo no haría peligrar su trabajo; con eso Clodomiro tomó fuerzas, porque al mismo tiempo, le estaban avisando que Priscila había regresado a su casa a romper todo.
Pidió permiso en el trabajo y fue a resolver su problema, a esa hora no había ningún policía a quien llamar, para que detuvieran a la mujer que se encontraba haciendo destrozos en casa ajena, cuando Clodomiro llego a la casa, se dio cuenta de todas las cosas que había roto Priscila, incluyendo su coche al cual le había destrozado todos los vidrios con ladrillos y usado los mismos para la carrocería, el pensó que al final todo había acabado, que su tranquilidad valía más que eso.
Priscila no estaba, alguien le comento que la vio cuando salió corriendo, llevándose algunas cosas en la mano, el se dio cuenta que eran parte de sus cosas, pero al final eso ya no importaba. Lo bueno era, que aparentemente ya nunca más iba a saber de ella, que su martirio había terminado.
A partir de ese día, la vida de Clodomiro, retomo el camino de la tranquilidad, su trabajo no corría peligro y estaba mejor que nunca. Poco a poco se fue recuperando de todo lo que había pasado y ya no pensaba en ella. Quizá nunca iba a saber que había sido de Priscila después de ese día y la verdad estaba mejor así.
No sabía que su vida, estaba destinada a vivir muchas aventuras. Y que pronto no solo sabría de Priscila, si no que las secuelas de su relación, lo harían vivir otras historias, que algún día mis estimados lectores ustedes y yo compartiremos.
FIN
Pero comoo, ya no supo nada de ella nunca mas? nunca de los nunca? ya con intentar matarla se libro de ella, tan fácil para una loca psicópata? nooooooooooooooo willie esas locas no se dan por vencidas tan fácil!!!!
ResponderEliminarmmm.... como es posible q nos deje asi, y q se llevo d el, tengooo muchas dudas, q alguien me expliqueeeeeeeee jajja... pero estuvo interesante el final, con la sensacion q aun puede haber mas....
ResponderEliminarOigameeee nooo?? sentiii que la ahorco?? casi se ahogaa oigaameee!!! No, no, la IRA es muy mala y se lo digo yo que la conozco bien; jeje; digo es obvio tener que pasar esos arrebatos; creo que cuando las personas quieren sobre pasar un limite reaccionamos de distintas maneras; aunque la cordura y la voluntad de Dios debe de estar presente siempre; digo pa q hacerle daño a alguien q ya esta dañado (en este caso Priscila). Pues que bueno q termino el tormento; y pues obvio bien dicen q desp de la Tormenta llega la Calma y q Clodo poco a poco fue superando eso. Y que bueno q la loca se perdio en el Bosque! jeje. Ciaoo!!!
ResponderEliminarIly :P
Hm... a mi se me hace que la estas haciendo de suspenso y habrá un capitulo más en donde reaparecerá jajajajaja hmmm..... no se pudo haber desaparecido de su vida asi tan facil tan asi, si bye!!! no no no no no, no me quede muy agusto que digamos con ese final jajajaja en fin, historias de café!! jajajaja
ResponderEliminarExcelente Willie. Buen día!!
PD. Disculpa que no haya puesto comentarios en los anteriores pero pues falta de tiempo, besos, ciao!!
mmmm bo termino, uno no deshace de una loca como esa asi como asi, algo feo tuvo ke haber hecho para irse asi, y va a regresar la muy perra
ResponderEliminarya se quien es esa priscila, por cierto en esa epoca "dicen" que tambien la anduvo cargando unos dias un hijo de un expresidente, un wey que tiene un lunar junto a la boca. jejeje.
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